Ya hace 15 años que un ordenador llamado HAL 9000 se convirtió en inteligente. Vale: sólo era una película. Sin embargo, parece que esa posibilidad ya no es tan remota. Los ordenadores ya aprenden por si solos. ¿Cambia eso algo en cómo aprendemos y enseñamos?
Ahora que un ordenador es capaz de hacer automáticamente muchas de las labores que desempeñamos, y que seguro que lo hará en el futuro, ¿cuál es el valor de la educación?
Muy a menudo me formulo esta misma pregunta. Sobre todo en épocas como ésta, en que comienza el curso. ¿Qué quiero que aprendan mis alumnos? ¿Qué conceptos he de explicarles? ¿Cómo puedo motivarles para aprender? Suelo resumir todas estas preguntas en sólo una: ¿Qué nuevas herramientas tendrán mis alumnos tras asistir a mis clases?
Casualmente, este verano he escuchado dos podcasts que, desde distintas perspectivas, tratan de cómo el autoaprendizaje de las máquinas y los robots cambiarán nuestro futuro.
El primero de ellos era un programa de Planet Money llamado The sewing robot» («El robot costurero»). En él se cuenta cómo una compañía americana está desarrollando un robot capaz de coser. Quizá nunca has pensado en ello, pero resulta que coser es una de las tareas que los robots todavía no son capaces de hacer del todo. Por eso es probable que la mayoría de tu ropa haya sido hecha en países como Tailandia, China, Pakistán… Simplemente porque la mano de obra que la cose es más barata allí.
Si un robot puede hacer el trabajo de una persona, habrá menos trabajo, y menos nóminas que pagar. Aunque todavía hay esperanza (como dicen en el minuto 13:58 del podcast):
Necesitarás gente en la fábrica para controlar los robots. Serán menos, pero con algo más de formación y mejores salarios. Así es ya la manufactura en Estados Unidos. Olvídate de aquellos trabajos para toda la vida en los que te contrataban recién salido del colegio y sin formación. Ese tipo de trabajos ya no volverán.
You will need some people to work in the factory, mostly to take care of the robots, so this is fewer jobs requiring a fair bit of education and probably paying pretty decent salaries. This is what manufacturing looks like in America now. It’s not factories where you can walk in the door straight out of the high school with no real training and have a solid lifelong job. Jobs like that are not coming back.
Como educador, esa conclusión es tranquilizadora. Mientras haya que estudiar, tengo trabajo asegurado. ¿O no? Quizá no, porque, al mismo tiempo, los ordenadores pueden reemplazarme. Ya puedes asistir a clases fantásticas en sitios como la Khan Academy o YouTube. Y por si no fuera suficiente, los ordenadores ya son capaces de corregir exámenes.
Puede que no todo esté perdido, según el segundo podcast, la charla TED de Anthony Goldbloom, The jobs we’ll lose to machines — and the ones we won’t (Los trabajos que perderemos en favor de las máquinas y los que no). Goldbloom explica que un estudio de la Universidad de Oxford concluye que «uno de cada dos trabajos tiene un alto riesgo de ser automatizado». Puesto que las máquinas ya son capaces de aprender, pueden tomar mejores decisiones que una persona. Su decisión será siempre mejor, porque aunará mucho más conocimiento y experiencia. Y por eso nos reemplazarán incluso en trabajos que ahora mismo no podemos ni sospechar. En mi caso, son ya capaces de corregir y calificar no sólo exámenes, sino también informes, ensayos…
¿Cuál es el valor de mi trabajo como profesor? No es corregir exámenes.
¿Cuál es el valor de tu conocimiento? No son las cosas que has memorizado.
A modo de respuesta. Como explica Anthony Goldbloom, las máquinas sólo siguen reglas. Siempre necesitan un algoritmo que les ordene qué hacer. En cambio, los humanos sabemos afrontar situaciones nuevas, crear y desarrollar nuevas ideas, relacionar conceptos y generar nuevas ideas.
Educarte es prepararte para el futuro. Es conseguir herramientas nuevas y útiles. Ten en cuenta que sólo hay una cosa segura sobre el futuro, y es que es no sabemos cómo será. Así que a la hora de aprender y enseñar, uno de tus objetivos debiera ser prepararte para ese incierto futuro. Así que: ¿Qué llevas en tu mochila? ¿Está llena de datos inútiles? ¿O está llena de herramientas, conceptos y habilidades útiles?